"LOS OFICIOS DE MIS ABUELOS"
1.- PROGRAMA DE ACTIVIDADES
2.- MEMORIA VIVA 4
3.- RESUMEN DE LAS ACTIVIDADES 2011
En Semana Santa, empezamos las actividades del proyecto "Los oficios de mis abuelos" con la visita al horno municipal junto a Juan Flores, José Albalate y Conrado Badenas. Ellos nos contaron los recuerdos y anécdotas que vivieron junto a sus mayores cuando trabajaban los oficios de panadero, leñero y hornero, en ese mismo horno municipal, hoy convertido en el museo etnológico de la población.
Nos contaron que había un encargado de ir al monte a
recoger leña y la descargaba en una
sala, para que cuando el hornero se levantará
a las 4 de la mañana para calentar el horno, estuviese todo preparado.
Las mujeres amasaban en casa y metían
la masa en las canastas que llevaban al local y con la caloríca del horno subía la masa. Una vez fermentada la masa hacían el pan. Explican que no
pagaban al hornero en metálico sino a cambio de panes; cada 12 panes daban una
poya (un trozo de masa) al hornero y de
6 panes media poya. Cada mujer tenía su propia marca para no confundirse de pan y se amasaba cada ocho días. El pan era de trigo pero, si las cosechas habían sido
flojas el trigo lo mezclaban con patata o boniato o bien lo hacían con maíz, a
este tipo de pan le llamaban mestura. Nos cuentan que estaba malísimo. Las pastas las hacían tres veces al
año en Navidad, Pascua y Fiestas Patronales y se pagaban con dinero.
Imágenes de enseres que se usaban en el horno para la fabricación del pan. |
Después de la visita al horno, repartimos la receta de la “Mona de Pascua" para todos, ya que la siguiente actividad, que realizamos esa misma tarde, fue la confección de este dulce típico en la plaza Mayor.Fue una actividad muy divertida a pesar del mal tiempo.

En agosto, retomamos los oficios de antaño y comenzamos con los preparativos de nuestras II Jornadas Culturales.
El día 17 de agosto por la mañana, Vicente Sanahuja, recordó como era su oficio de alguacil, anunciando por todo el pueblo la inauguración de las exposiciones y las actividades que íbamos a realizar.
Vicente Sanahuja fue el último alguacil que recorrió el
pueblo ataviado con su trompeta. Nos contó que el ayuntamiento le hacía un
contrato de dos horas y le pagaban 22 pesetas y su trabajo consistía en limpiar
las dos plazas, los lavaderos y el ayuntamiento. Utilizaba una trompeta de cobre que
pasaba de un alguacil a otro. Cuando hacía los bandos primero
empezaba en la plaza Mayor y desde ahí recorría 18 puestos repartidos y establecidos por el pueblo buscando esquinas y mirando que fuesen
lugares abiertos para amplificar el sonido del pregón. Este oficio desapareció
en 1971. A partir de este año se cambió por un aparato de megafonía.
Por la noche, a las 23 horas, nos reunimos en la plaza Mayor y, acompañados por la Rondalla de Cirat, Vicente “Pansero” fue abriendo las puertas de las diferentes exposiciones, vestido de sereno, tal como iba su abuelo cuando recorría las calles de nuestro pueblo.
La primera exposición que visitamos fue el horno y el museo etnológico municipal.
Luego, subimos al Barrio Alto hasta las exposiciones de Jerónimo y Rosa, donde pudimos ver sus cuidadas colecciones de aperos de labranza y otros útiles de antaño.
De allí, bajamos por el barrio San Antonio a casa de Juan Antonio que nos enseñó su magnífica colección de antigüedades.
Después, nos dirigimos a “Casa Lucas”, donde Vicente “el herrero” tiene su sorprendente exposición de objetos de herrería elaborados por el mismo.
El oficio de herrero consistía básicamente en trabajar el hierro mediante la forja, el yunque, martillos y como no con el fuego. Era la base para otros oficios ya que realizaban objetos de labranza, herramientas etc.. También herraban a los machos y a los caballos.
Seguimos, a continuación, hacia la casa de Enrique Peña, donde había ubicada una valiosa biblioteca perteneciente a sus antepasados. Pudimos visitar su colección de recuerdos y fotografías.
Después, nos dirigimos a visitar la tradicional "almácera" de Manuel Navarrete e Hijos.
Había dos tipos de almáceras: particulares y sociedades. Hubieron en Cirat, por lo menos, cinco. Allí se molían las aceitunas sobre un plato de piedra y un rulo que daban
vueltas ayudados por caballerías. Cuando estaban molidas las pasaban a una
prensa con espartines y las apretaban a mano hasta que salía el aceite a una
balsa. Cuando no podían apretarlas más se utilizaba un torno, después se les añadía agua caliente para que saliera todo el aceite. Una vez en la balsa lo dejaban
reposar y los ¨faredores¨ recogían el aceite que flotaba por
encima, con unos cazos .
De allí, fuimos a la exposición de la carpintería del tío Juan de Angelino, que tiene su hijo en la calle la Herrería.
A continuación, visitamos la antigua serrería de Vicente Chiva Flores e hijos.
Vicente Chiva Flores y Dolores Chiva Mor llegaron a Cirat en el año 1945. Tenían 4 hijos pequeños Daniel, Nieves, Vicente y Lolín.
Empezaron en Cirat trabajando en el molino del tío Chirres. Allí montaron la primera "Serrería", cuyo motor se movía con la fuerza de la corriente del río.
En los años 60 se montó la aserrería que visitamos esa noche, la cual funcionó hasta la década de los 90 regentada por el hijo mayor Daniel Chiva Chiva. En este periodo la Generalitat Valenciana le concedió un premio por ser la empresa más antigua en funcionamiento de la provincia de Castellón.
En esta empresa familiar han trabajado muchos jóvenes de Cirat, que a pesar del trabajo tan duro que realizaban, la recuerdan con mucho cariño.
Para finalizar, inauguramos la exposición instalada en el salón de las Escuelas con objetos de mimbre, elaborados por el tío Ramón “el cestero” y de sastrería de Vicente Gayet. También recogimos fotos antiguas de los vecinos de Cirat en sus labores diarias.
Al día siguiente, mayores y pequeños, disfrutamos con los juegos tradicionales y con una taza de chocolate en la Plaza de la Escuelas.
Ese día por la tarde, en la plaza Mayor, nos reunimos todos, en homenaje a los oficios de antaño, en torno a los distintos talleres y exposiciones realizadas por vecinos y vecinas de Cirat. Fue realmente emocionante y participativo.


Por la noche, celebramos el concurso de la olla de pueblo cuyos ingredientes repartió la asociación esa misma mañana, entre los socios. Cenamos todos juntos en la plaza Mayor y fue la mejor olla, según el jurado, la de Adela Montolío.
Terminamos nuestro proyecto 2011, con las actividades de final de año. Herminia Brun, Olga Domingo y Andrés Izquierdo realizaron un taller de tarjetas navideñas, para grandes y pequeños, en el salón multiusos.
Cerramos el ciclo de actividades en Navidad, con la actuación en el salón multiusos del coro Serra d’Espadà de La Vall d’Uxò , que nos deleitó con su colección de villancicos.
El sereno era una especie de vigilante de la noche. Su función consistía en gritar cada hora que pasaba. Decía: "sereno las 12 nublado" , "sereno las 5 estrellado",... dando un golpe al suelo con su gallato. También abría las puertas o despertaba a la gente a la hora que le habían avisado. El sereno los domingos salía por el pueblo y la gente le pagaba con frutas ,verduras aceite ,etc…..o con dinero.Este oficio desapareció en la década de los 60.
La primera exposición que visitamos fue el horno y el museo etnológico municipal.
De allí, bajamos por el barrio San Antonio a casa de Juan Antonio que nos enseñó su magnífica colección de antigüedades.
Después, nos dirigimos a “Casa Lucas”, donde Vicente “el herrero” tiene su sorprendente exposición de objetos de herrería elaborados por el mismo.
El oficio de herrero consistía básicamente en trabajar el hierro mediante la forja, el yunque, martillos y como no con el fuego. Era la base para otros oficios ya que realizaban objetos de labranza, herramientas etc.. También herraban a los machos y a los caballos.
Seguimos, a continuación, hacia la casa de Enrique Peña, donde había ubicada una valiosa biblioteca perteneciente a sus antepasados. Pudimos visitar su colección de recuerdos y fotografías.
Después, nos dirigimos a visitar la tradicional "almácera" de Manuel Navarrete e Hijos.
Había dos tipos de almáceras: particulares y sociedades. Hubieron en Cirat, por lo menos, cinco. Allí se molían las aceitunas sobre un plato de piedra y un rulo que daban
vueltas ayudados por caballerías. Cuando estaban molidas las pasaban a una
prensa con espartines y las apretaban a mano hasta que salía el aceite a una
balsa. Cuando no podían apretarlas más se utilizaba un torno, después se les añadía agua caliente para que saliera todo el aceite. Una vez en la balsa lo dejaban
reposar y los ¨faredores¨ recogían el aceite que flotaba por
encima, con unos cazos .
Las personas que no eran socios o no
tenían almáceras pagaban en ¨maquilas¨ que consistía en pagar los servicios en
dinero o en aceitunas.
De allí, fuimos a la exposición de la carpintería del tío Juan de Angelino, que tiene su hijo en la calle la Herrería.
Vicente Chiva Flores y Dolores Chiva Mor llegaron a Cirat en el año 1945. Tenían 4 hijos pequeños Daniel, Nieves, Vicente y Lolín.
Empezaron en Cirat trabajando en el molino del tío Chirres. Allí montaron la primera "Serrería", cuyo motor se movía con la fuerza de la corriente del río.
En los años 60 se montó la aserrería que visitamos esa noche, la cual funcionó hasta la década de los 90 regentada por el hijo mayor Daniel Chiva Chiva. En este periodo la Generalitat Valenciana le concedió un premio por ser la empresa más antigua en funcionamiento de la provincia de Castellón.
En esta empresa familiar han trabajado muchos jóvenes de Cirat, que a pesar del trabajo tan duro que realizaban, la recuerdan con mucho cariño.
Nos contó el tío Ramón cuando vivía que, tras la guerra civil, no tenía cuartos pero sí mucho mimbre, así que se puso a preparar el mimbre y a probar con un cesto que tenía de muestra a sacar una copia y, con mucha afición y trabajo consiguió hacer del mimbre su oficio durante toda su vida. Le encargaban canastos para la agricultura, banastos para las caballerías, sillas, cunas, etc. El mimbre, una vez recolectado se ponía a remojo y se pelaba y se secaba. Se guardaba hasta que se tuviera que utilizar, y entonces se volvía a remojar porque el mimbre se trabaja en “mojao”.
Al día siguiente, mayores y pequeños, disfrutamos con los juegos tradicionales y con una taza de chocolate en la Plaza de la Escuelas.
Ese día por la tarde, en la plaza Mayor, nos reunimos todos, en homenaje a los oficios de antaño, en torno a los distintos talleres y exposiciones realizadas por vecinos y vecinas de Cirat. Fue realmente emocionante y participativo.



Por la noche, celebramos el concurso de la olla de pueblo cuyos ingredientes repartió la asociación esa misma mañana, entre los socios. Cenamos todos juntos en la plaza Mayor y fue la mejor olla, según el jurado, la de Adela Montolío.
Terminamos nuestro proyecto 2011, con las actividades de final de año. Herminia Brun, Olga Domingo y Andrés Izquierdo realizaron un taller de tarjetas navideñas, para grandes y pequeños, en el salón multiusos.
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